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sábado, 10 de octubre de 2020

FRENTE AKONDIA

 

FRENTE AKONDIA


Vestigios de la última guerra civil (1936 -1939) en Eibar y alrededores.

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 9 Octubre 2022

GALERÍA EN USARTZA 2 Octubre 2022




GERARDO DEL POZO IBÁÑEZ

su experiencia militar

Redactado a partir de las entrevistas a su hijos Gerardo y Txomin, y de la consulta de documentos conservados en su domicilio.

Javier Martín Lapeyra

Versión 28 Mayo 2022

 

1. Soldado

Con 18 años al estallar la Guerra Civil de 1936, Gerardo se alistó voluntario seguramente a través del sindicato de República en Torrelavega. Formaba parte del batallón 111, uno de los tres que formaban la brigada Lenin, que operaba en la zona norte de Burgos.

En la Lenin se cantaba una canción, de la que recuerdan un par de estrofas:

 

En la gloriosa morada

se tornará el plomo cobre.

Estas balas, camaradas,

traerán el pan al pobre

[...]

De Lenin el espíritu fuerte

será guía en la empresa feroz.

Mas si el ánima cruel nos redime

Triunfará el martillo y la hoz

 

 

Los que fueron alistados forzosamente fueron transportados en tren. Estando detenido en una estación sufrieron un ataque aéreo, que hizo que los reclutas salieran y corrieran por los lados de la vía, siendo presa de los disparos. El tren ni fue tocado por las balas.

 

Su bautismo de fuego fue en las posiciones de Balmaseda y Arceniega, concretamente en la ermita de san Roque, al pie del monte Serantes. Participó en el grupo de transmisión, suministrando provisiones y efectuando comunicaciones en morse por telégrafo.

 

Su primera acción fue el 6 u 8 de Diciembre de 1936 en la ofensiva del portazgo de Villarreal, un movimiento infructuoso para tomar Miranda de Ebro, en la que murieron unos 2.000 hombres.

 

Estuvo en la guarnición que participó en la voladura de la presa del Ordunte, cuyo propósito era inundar el valle y dificultar el avance de las tropas nacionales. La explosión se sintió como un terrible terremoto, según testigos, y sólo consiguió fisurar el muro de la presa. Tras la guerra, el pantano fue reparado.

 

También combatió en el alto de El Cabrio de Villasante. Fue nombrado cabo por su valentía.

 

2. Prisionero

Con el avance de la línea franquista, se fueron retirando hacia el oeste, hasta que todo el batallón se rindió en masa cerca de Santander. Cuando la columna de prisioneros era llevada a esa ciudad, Gerardo escapó y se dirigió a su casa en Torrelavega. Allí su padre le dijo que se entregase, y así lo hizo en el cuartel de la montaña de Santander.

Primero fue llevado a la playa cercada junto al Palacio de la Magdalena. Allí estuvo detenido un tiempo. Después fue llevado al campo de fútbol, donde los que no se entregaron voluntarios, como él hizo, se encontraban recluidos sin apenas recibir comida.

 

Más tarde fue llevado al campo de concentración del seminario conciliar de Corbán, Santander. No aparecen documentos de estos campos, seguramente por haberse creado recientemente.

 

Después fue llevado a Miranda de Ebro, campo de destinos a donde se trasladaban a los presos de la zona norte, junto a internacionales de la II Guerra Mundial, ingleses sobre todo.

 

Luego, al campo de Facinas, Cadiz, que aún perdura. A veces ni recibía comida, por lo que recogía bellotas de los alcornoques. Estaban alojados primero en chabolas y luego en barracones construidos al efecto. Fue aquí donde conoció a prisioneros de Eibar, con los que comentaba que el tener un oficio les ayudaría a no morirse de hambre.

 

En cierta ocasión un oficial fue preguntando quién tenía un oficio, y el respondió que era mecánico de automóviles. Para asegurarse de que decían la verdad, el oficial hacía un par de preguntas vagas y si veía que el prisionero contestaba con seguridad, le asignaba un puesto de trabajo.

 

Así Gerardo fue llevado en un batallón de trabajadores a los campos de Algeciras y al parque de automóviles de Castellar de la Frontera, Cadiz. Aquí disfrutó de cierta libertad variable, según el mando que tuvieran en cada momento: acudía a la cantina, donde le daban barras de pan rellenas de aceite; hacía pillaje de fruta por los alrededores, como naranjas de las que se atiborraba, y también hacía tratos con los civiles.

 

Estuvo varias veces en el hospital, a punto de morir, aquejado de nefritis y congestión pulmonar, causados por los baños de mar que le eran prescritos.

 

Tras un año de permiso, hizo el servicio militar durante dos años y medio en Irún, como soldado represaliado. Trabajó llevando cestos de piedra para la construcción de las fortificaciones de Gaintxurizketa. También, siendo mecánico de automóviles, acostumbraba  a acompañar al conductor en el propio camión para poder arreglarlo tan pronto surgiera una avería.

 

Tras la contienda y el periodo en que estuvo preso, su familia se vino a vivir  a Ermua. Habituado a dormir en un frontón al aire libre, le costó volver a dormir con sábanas. Posteriormente se trasladó a Eibar, donde desarrolló su experiencia industrial y crió su familia.

(Para saber más de esta parte de GPI, visiten la entrada “Eibar Industrial” en mi blog javitxooo.)

 

3. Memorias

Las comenzó a escribir a mano cuando ya tenía unos ochenta años, sobre las páginas de dos libros de actas usados. Los originales conservados van de la página 1 a la 328 y contienen experiencias y observaciones de GPI tanto en su época de soldado como de prisionero. Su hijo Gerardo encargó pasarlas a ordenador hace unos años. De estas transcripciones digitales sólo se han hallado las páginas 38 a 236.

También fue transcrito un fragmento que comienza al final de la página 4 para incluirlo en un fanzine, con el título El cazo grande. Extracto de la novela inédita de G.P.I. “El talante aventurero del destino”.

El estilo de las memorias pudiera definirse como literario, alternando narraciones y reflexiones, con abundancia de descripciones. El orden cronológico no es siempre lineal.

Como ejemplo del contenido de estas memorias, presento a continuación esta síntesis de las primeras páginas.

 

Al término del invierno de 1938 a 1939 Gerardo se encuentra en el campo de concentración de Corbán, donde hay más de tres mil personas. El teniente llama a formar a unos ciento cincuenta hombres para anunciarles que al día siguiente saldrán de expedición con todas sus pertenencias. Después los prisioneros acuden en avalancha a recoger la cena – “el cazo grande”- con peligro de aplastamiento. Describe la campa embarrada sobre la que caminan en alpargatas y lo escuálidos que se encuentran por el hambre pasada. Se lamenta de que a pesar de que la guerra ya acabó, aún se encuentran prisioneros siendo jóvenes. Un cabo ordena que se dirijan a la puerta, para pasar por un callejón al final del cual unos cocineros están sirviendo el contenido de unos perolos: lentejas con tripas y escamas, de repugnante sabor, más una espina con cabeza y cola, y una castaña de postre. Poldo “el intelectual” forma pareja con él.

 

 

Cuelgo a continuación la transcripción digital de las páginas 38 a 39.

38      Por aquel entonces se hablaba mucho de la gran resistencia republicana tras los intensos y repetidos ataques del enemigo, que en el monte Mazuco se estrellaron por algún tiempo. Todavía en aquellos tiempos sentíamos cierto orgullo al saber, a poder ser, todo lo relacionado con las acciones que considerábamos gloriosos hechos de armas, en cuanto a la resistencia se refiere, de las fuerzas republicanas. La anémica operatividad de éstas, sobre todo del ejército del norte, era ya, a aquellas alturas, de todos conocida. Yo sentía una gran curiosidad por conocer algo especial, sobre todo acerca de la batalla del monte Mazuco, y se lo hice saber. Entonces, él prosiguió haciendo una breve historia de los poco peligrosos sucesos en que, antes de la batalla, se vió envuelto.

 

38      -Se sabía que días atrás, continuó diciendo, después de duros ataques en los que se emplearon, ya como cosa habitual, gran número de fuerzas españolas e italianas apoyadas por la aviación alemana, había sido hecho añicos el frente del Escudo y no había modo de pararlos. El alto mando republicano del ejército del norte, seguro de contar con cartas suficientes para jugar una baza no se anduvo por las ramas, reunió con tiempo suficiente todos los batallones que, como el 130, se podían considerar fuerzas de reserva y se dispuso a resolver los problemas que suponía emplearlos en la defensa de Asturias: medios de transporte, municiones, armas, avituallamientos de toda clase y la fortificación de puntos estratégicos donde situar estas tropas. A juzgar por los acontecimientos que se estaban desarrollando en la ya rota defensa de Santander, no tardarían mucho en iniciarse las operaciones sobre el que habría de llamarse frente de Asturias.

 

38      Una noche, cuando ya creíamos que para nosotros se iba a terminar la guerra sin pena ni gloria y sin tirar un tiro, llegó a la comandancia una orden secreta. Al correr de los días y como algo desusado para nuestro batallón, acostumbrado como estaba a sestear con gozo y sosiego infinitos mientras otros pringaban de lo lindo, esa orden iba a ser causa de que los naipes se nos cayesen de las manos.

 

39      La noche que llegó la orden de abandonar todas las posiciones y reunirse inmediatamente, en el más estricto silencio, en la carretera del Cabrio me encontraba de guardia en un puesto de ametralladoras camufladas con telas de araña, de cara al ferrocarril de la Robla. Allí ya se encontraban embarcadas más de tres compañías y el resto seguía llegando de todas partes. Fuimos distribuidos en camiones ordenadamente y pocos minutos después, formando una caravana compuesta por diez o doce vehículos, arrancamos con destino desconocido.

 

39      La noche, a priori, no se hacía nuestra completa aliada. Aunque apacible y tranquila, las estrellas la tenían por mil puntos perforada. Ibamos todos sentados y apretados y, aunque hacía calor, no era desagradable. Desde hacía días, en nuestras mentes predominaba la idea de que las novedades no se harían esperar, ya que los acontecimientos podían tener efectos imprevisibles.

 

39      A pesar de ello, cuando se nos hubo pasado el asombro causado por el revuelo de oficiales y sargentos al ejecutar con premura la orden de marcha, mis sentimientos en aquel trance eran parecidos a los del cerdo que sacan y arrastran fuera de su pocilga para hacer salchichas con él. La orden era de no fumar y guardar silencio. Los oficiales sentían temor de que el enemigo se apercibiese de nuestros movimientos y utilizase bengalas. Los camiones, al amparo de la noche y de sus silenciadores, iniciaron la marcha lentamente, rodando con temor de los conductores y de todos. Sabíamos que el ámbito de peligro no era de recorrido muy largo y pronto estaríamos fuera de tiro. Algunos esporádicos disparos fueron la despedida que el enemigo nos dispensó, como adiós nostálgico a quienes tanto tiempo habíamos estado frente a ellos. Desde ese momento toda la línea quedaba a su merced. (39) 40         Recorrido con éxito el territorio batido, que hubiera podido convertir en drama nuestra inevitable retirada, dejamos las prevenciones. La lenta andadura fue haciéndose paulatinamente más veloz y, sin concesión ninguna al tiempo, los camiones se pusieron a toda marcha. Pasado el peligro la gente se distendió y, acomodándose en los asientos, sacaron de sus bolsillos el tabaco y se pusieron a fumar.

Páginas del fanzine con algunas memorias de GPI






Cartilla militar de GPI











Documentos militares varios




















Imágenes de Castellar de la Frontera, Cádiz, y el parque automovilístico, hacia 1939



































CÓMO LLEGAR

 A los vestigios de la Guerra de 1937 en Akondia, Eibar.

 

Plano 1

 

En coche, desde la variante de la N-634 en Eibar, tomaremos la carretera al santuario de Arrate.

A unos 2 km se encuentra el cruce con la carretera hacia Marquina, al lado izquierdo. Tomamos esta carretera hasta llegar al hotel restaurante Ixua.

 

Plano 2

 

Desde Ixua (0) subir por la pista asfaltada en dirección NE hasta la antigua venta de Usartza (1), hoy inactiva. Aquí hay un pequeño aparcamiento. Avanzamos unos 50 m hacia el este por la pista de cemento que sube al caserío y ermita de Akondia. Encontramos el comienzo de la pista (2) que constituye una ronda que comunica los montes Akondia, Garagoitti y Kalamua. Esta pista de tierra tiene una suave pendiente ascendente en dirección norte. No debe confundirse con el camino de san Román, situado unos metros antes, y que desciende.

Avanzamos unos 30 m por esta pista de ronda y encontramos una pista (3) de tala de pinos que sube en zig-zag por la ladera del monte Akondia. Subiendo unos 200 m por esta pista empinada encontraremos a nuestra izquierda la pequeña mina. Continuando por el sendero hacia el norte, atravesando una cancela, llegamos a la trinchera de la posición republicana.

 

Si se dispone de un todo-terreno conducido por manos expertas, desde Usartza puede recorrerse la pista de ronda, pasando por el collado al pie de la falda de Kalamua y siguiendo hacia el sur hasta el collado que comunica con el monte Aizketa. De allí sube una pista empinada en dirección oeste hasta la posición nacional, en la cima del monte Akondia.


Plano 1: Eibar - Ixua

Plano 2: Ixua - Akondia

Plano 3: posiciones en la cima de Akondia

Plano 4: vista del inicio de la ladera de Akondia, desde el oeste.


BUNKERS DE AGUINAGA, EIBAR
Supongo que deberían ser denominados más bien "puestos de observación", pero la escasez del patrimonio eibarrés nos obliga a enfatizarlos.
En 2021 han sido talados los árboles que rodeaban a estos vestigios, pudiendo disfrutarse de unas formidables vistas desde su interior. Y también ahora pueden ser avistados fácilmente.

CÓMO LLEGAR  a los bunkers de Aguinaga

Itinerario desde la aldea de Aguinaga (unos 20 min. a pie)

 



Desde la iglesia de San Miguel de Aguinaga caminamos hacia el sur hasta el cruce (1) con la pista de hormigón que se dirige a la vecindad de Arando.

Tomamos esta pista que sube en dirección norte, describe una curva de  180º y sigue en  dirección sur.

Encontraremos a la derecha un cruce (2) con una pista de tierra. Subir por esta pista de tierra que va en dirección norte y describe una curva de unos 180 hasta tomar rumbo sur.

Se llega a la base (3) de una ladera empinada. Puede optarse ahora entre escalar la empinada ladera por la cresta divisoria o bien continuar caminando por la pista de tierra en dirección suroeste, con pendiente hacia arriba.

Siguiendo la pista de tierra encontraremos una bifurcación (4) en la que optaremos por la rama izquierda.

 Más delante encontramos otra bifurcación (5) en la que volvemos a optar por la izquierda, girando 90º y salvando un tramo empinado.

A unos 100 m llegamos a la cresta del monte, donde se encuentra el bunker alto.

El bunker bajo se encuentra a unos 20 m cresta abajo, hacia el norte.

 

En automóvil

Este itinerario puede hacerse con un turismo normal hasta el cruce 2, pero de ahí en adelante ha de usarse un potente todoterreno conducido por manos expertas y con el terreno seco.




Videos de su estado actual en 2021, tras una limpieza de maleza y obstáculos.




Búnker alto con el nuevo acceso en curva, evitando comer el asiento de la pista y señalizando el hueco de entrada.

Escalones de entrada al búnker alto.






PRIMERA VISITA EN 2011
En Abril del 2011 Jon Etxezarraga, estudioso de la Guerra Civil en el País Vasco, nos guió hasta los dos bunkers situados en el barrio de Aguinaga de Eibar, sobre la cresta norte del monte Urko. La maleza apenas permite vislumbrar estas construcciones del ejército repubicano de 1937, que según Jon, no llegaron a recibir fuego enemigo.
Con las medidas en cm tomadas hace dos semanas he levantado croquis de ambos bunkers y este dibujo de situación, con dimensiones caricaturizadas, que muestra cómo acceder a ellos desde Aguinaga.

 

El bunker alto dista del bajo unos 20m. Está orientado hacia Kalamua. 

En el búnker bajo, orientado hacia Marquina- Echeverria, un soldado sólo podría permanecer de pie si arrimado al terreno en la parte de atrás.

 

 

En el camino de tierra hacia los bunkers, Txomin y Jon observan un poste de hormigón cuyo uso es un misterio; quizás fuera un amarre de cables para jalar cargas, pensábamos.

Pero no es así. Según nos contó Alberto Aguirregomezcorta, del caserío Oregi-zar cercano, fue construído hacia 1970 para instalar una antena de televisión que diese cobertura a Aguinaga, donde no llegaba la señal por entonces.

El bunker bajo cubierto por la maleza en el bosquecillo de cipreses.

Portillo de entrada del bunker bajo, en el lado oeste.  

Vista interior mostrando la tronera del búnker bajo. 

Una pista ha sido construída recientemente junto al bunker alto, y los escombros de la obra han sepultado más la construcción.
  
Mojón M5 de la muga entre Markina y Eibar, a pocos metros del búnker alto.
  
El portillo de acceso está bloqueado por los escombros.  

Vista frontal. La dimensión de la tronera, de 40cm de altura, permite acceder dentro.

Link a la asociación de Jon: http://www.intxorta.org/  y http://frentesdeeuzkadi.foroactivo.net/forum.htm

























JAVILAN
Arreglo del camino alrededor del monte en 2021


DESBROCES DEL 20 JUNIO 2021

En una hora y media, he abierto el resto del tramo exterior de la gran mina, que estaba muy enredado de zarzas y espinos.

Una hora para segar la maleza alrededor del nido de ametralladora. Veremos si aguanta razonablemente hasta final del verano


Alguien ha colocado el caído panel de la Guerra Civil dentro de la mina.



MINA DE USARTZA
Situada en el talud del atajo que va de Usartza a la carretera de Arrate, en el lado izquierdo según se baja.

La abertura se encuentra a unos tres metros sobre el nivel del camino, muy cerrada por la tierra desplomada.

Mirando hacia abajo, constatando que ha sido usada como vertedero.

Creo que se ve el fondo a unos seis metros, pero no lo sabremos bien hasta adentrarnos algún día. Su sección es menor que la de la gran mina, en apariencia.





MINAS DE GARAGOITTI
Expedición del 20 Septiembre 2020
Jon Etxezarraga nos guió hasta estas cinco minas, una de ellas casi desaparecida por derrumbe y colmatación. Están situadas en la ladera este del Garagoitti, entre Kalamua y Akondia, a unos treinta metros de la cima. Pertenecían al bando nacional.

Mina a o b, no recuerdo bien.

Jon asomándose a la mina c.

Interior de la mina C.

Mirando desde Akondia, situación en la ladera este. Al fondo, Kalamua.

Notas con croquis de sección longitudinal y situación en planta. las cinco minas se encuentran a la misma altitud, a lo largo de una senda.





SEGUNDA MINA DE AKONDIA

Foto realizada el 11 de Octubre de 2020, tras limpiar la maleza.
La profundidad actual es de unos cuatro metros. Como la gran mina, suponemos que parte de su techo se derrumbó y eso ha mermado su longitud.

Cuando la visité en 2020, también tenía un murciélago que esperemos siga ahí.

Situación en una ortofoto actual.

Así se encontraba en 2012, aún rodeada de pinos y oculta por ramas.

A unos 15 m de la entrada, en la pista abierta por los pineros, se encuentra un hoyo realizado por alguien que supuestamente detectó un gran trozo de metal. Se trata de un raíl de vagoneta, del que pude tomar las medidas de la sección transversal.






REFUGIOS EN EIBAR URBANO, 1937 

Situados en el plano de Uzkanga de 1939

 




1-     Arcadas cubrición  río en la casa Errasti en Urquizu

2-     Túnel bajo el ferrocarril junto a talleres Orbea

3-     Sótano y PB del Banco Guipuzcoano en Ibarrecruz

4-     Casa en construcción de Ojanguren en c/ Paguey

5-     Salón de baile Rialto en c/ Capitán Galán (Bidebarrieta)

6-     Túnel del ferrocarril entre Ardanza y la Estación.

7-     Casa Mendiguren y Zarraua frente a Bidebarrieta

8-     Arcadas cubrición río bajo el Mercado

9, 10- Sótanos del Palacio de Indianokua

11- Sacristía de la iglesia de San Andrés

12- Túnel de Birjiñape

13- Sótanos y PB dela casa del Gau-txori, en Unzaga

14- Arcadas cubrición  río bajo Casa Consistorial y c/ Dos de Mayo

15 Arcadas del Kiosko de la música de Unzaga

16- Taller “Danok-bat” (Alfa)


Cruz de Akondia

Según me contó Jon Etxezarraga en 2012, la cruz fue levantada después de la guerra de 1937 en honor a un oficial del bando nacional, X Zaragozano, que cayó abatido por aquí.

 

La foto más antigua que conozco es una de Indalecio Ojanguren “Kajoitxu” en 1957, que la muestra por detrás, es decir, desde el este. Se aprecia en ella que la cruz aún conservaba la placa, de la que no he encontrado ninguna foto. No estaba situada en la propia cima, sino en el abrigo “E” de la posición nacional.

Esta foto fue tomada por mi padre hacia 1975, con mi tío Rafa, tía Libe y mi madre.
ya estaba la placa arrancada.


 

La primera foto que yo tengo sacada es ésta de 1982, cuando subí con dos amigos en un domingo de nieve. Javi Arrasate tuvo la valentía y la agilidad de subirse a la punta y posar como otra cruz.

 



Fotos de 2012, en que se aprecia el deterioro de la base de hormigón. 


A mí me servía de referencia para situarme, cuando subía por la ladera oeste.

 


Recuerdo que me la encontré destruída una tarde de domingo de 2014. Al bajar por Aitzketa al atardecer, me crucé con un Land Rover con unos cinco jóvenes que subían. Desde entonces, sospecho que fueron ellos los que hicieron el destrozo.


Gran Mina de Akondia

13 septiembre 2020
Con dos horas de trabajo pudimos Ane I . y yo liberar el acceso a la Gran Mina. Esperemos que eso no conlleve acelerar su deterioro sin más bien aumentar su aprecio.


Planos de la Gran Mina